Este lunes Reforma publicó que la Fiscalía General de la República solicitó al Ministerio Público una orden de aprehensión en contra del exfiscal Antisecuestros de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto: Gualberto Ramírez. Por lograr desempeñarse en el cargo bajo tres administraciones (se mantuvo seis meses con López Obrador) se conocía en los pasillos de la Unidad Especializada en Investigación de Delitos en Materia de Secuestro con el mote de "Hombre Maravilla".
El órgano del que fue titular hasta el pasado 9 de julio depende de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido), adscrito a la propia FGR de Alejandro Gertz Manero, el cual dejó sin mayores detalles. Diferentes fuentes consultadas por LPO revelaron que no renunció sino que fue despedido cuando sus superiores supieron de la investigación en contra de Ramírez Gutiérrez.
Nueve personas fueron incluidas en la acusación: cuatro fueron detenidas el 25 de octubre y se trata de policías de Interpol México, antiguos miembros de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), también bajo el mando de la FGR. De acuerdo con las mismas fuentes, por su trabajo -particularmente desde que asumió la unidad antisecuestro de la Seido- se relacionó con organismos de la sociedad civil con los que la 4T tiene problemas por los fondos que manejan y las campañas que respaldan.
En particular, Gualberto trabó una estrecha relación desde el calderonato con Alto al Secuestro de Isabel Miranda de Wallace que durante los últimos meses ha resistido un ataque periodístico por las irregularidades en la historia del plagio de su hijo (Hugo Alberto Wallace Miranda), lo que dio origen a su causa. Sin embargo, según los informantes al interior de la fiscalía, no se descarta que la empresaria sea llamada a declarar, por lo que podría enfrentar un nuevo conflicto (ahora judicial).
Las escandalosas actividades de Gualberto -acusado de simulación de pruebas, tortura, asociación delictuosa y delitos contra la salud- dejaron una mancha negra que pudo evidenciarse en el caso de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa. Pero Miranda de Wallace nunca lo denunció públicamente, y por el contrario respaldó a la administración priista en su lucha para combatir a los secuestradores.
Incluso cuando fue despedido Ramírez Gutiérrez, Alto al Secuestro manifestó su molestia y su preocupación, centrando sus reclamos en el detenimiento del flujo de datos sobre los plagios que la unidad antisecuestro proporciona a la organización. Esa relación de trabajo que pudo convertirse en amistad está siendo investigada por Gertz Manero para aclarar que no se trate -como indica el prestigio del Premio Nacional de Derechos Humanos que no fue así- de complicidad.
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